martes, 1 de noviembre de 2011

pablo peisino | córdoba, 1975













El artista cordobés Pablo Peisino trabaja como portero en un garage privado. Lo bueno es que por allí abajo tiene un espacio pequeño de unos 2×3 metros que le sirve de atelier. En su tiempo libre, se lo encuentra ahí sentado, cosiendo objetos. Últimamente, la mayoría son huesos. Hay una montaña enorme de estos huesos en el piso de la galería de arte Elsi de Río en Palermo Hollywood, que el 8 de marzo inauguró la temporada 2006 con la muestra “Mutantópolis” de Pablo Peisino. Hay huesos más grandes, y huesos más chicos, casi todos grises. Parecen suaves como peluches —y tan macabros como una fosa común.
Las otras esculturas blandas de Peisino son igual de explosivas. Por ejemplo un pie, cortado por arriba del tobillo, que está parado al lado del zócalo. La superficie de arriba está cubierta con tela roja. No es nada dulce, tampoco, un muñeco de un metro y medio, colgado en la pared, que se destaca por una trompa tipo máscara de gas. Con sus esculturas, Peisino crea un campo de tensión entre el material suave que invita a tocarlo, y los objetos medio patéticos, medio terroríficos hechos con este material. Lo que perturba es que no se trata de la conocida tensión forma-contenido, sino una rara tensión forma-forma.
Además de su trabajo de portero, el artista trabaja en una librería de comics de Córdoba. Es este género el que influye más en sus dibujos, que completan la muestra. Con toda intención, Peisino emplea un estilo torpe que da un aire tierno a los contenidos pesimistas: luchadores en un futuro apocalíptico, un pianista que toca su último concierto frente al ocaso, un chico y un perro al lado de una montaña de huesos, una araña que se acerca a su víctima enredada sin remedio para comérsela. Otra vez crea una tensión que sacude al espectador.
La obra de Peisino es oscura y a la vez prosaica, no es una llamada a cambiar el mundo antes de que sea demasiado tarde, sino una certeza estoica de que ya no hay nada que hacer al respecto. Y aunque los trabajos del artista poseen humor, no está haciendo ningún chiste. Sin embargo, se detecta una pizca de esperanza en la elección de los materiales y métodos: la suavidad de las telas en las esculturas y la ligera torpeza de los trazos en los dibujos podrían significar algo de fe en un margen de acción en el aquí y ahora.

(el texto fue publicado a propósti de una muestra de pablo, mutantópolis, en elsi del río en 2006).


2 comentarios: